Está demostrado de sobra por la psicología moderna, que el atractivo personal, o don de agradar no es esencialmente un don natural, sino un conjunto de cualidades de conducta desarrolladas y cultivadas voluntaria y conscientemente; sustituyendo los malos hábitos, complejos y defectos, por cualidades positivas de la conducta. Es natural que esto no se logra de un día para otro, pero lo que sí puedo garantizar es que cualquier persona puede lograrlo si se lo propone y persevera en su cultivo y desarrollo.
Por lo dicho, vamos a darle un conjunto de reglas que nunca fallan, para que usted las aplique eficientemente y resulte una persona atractiva y agradable a la gente.
Sea cumplido y honrado con la gente, recuerde bien otra máxima: Si quieres comer miel no le des patadas a la colmena.
Trate bien a toda persona, por insignificante que parezca, porque no hay amigo ni enemigo pequeño; cualquiera puede hacernos mucho daño o mucho bien, según sea el caso.
Sea colaborador y servicial con la gente, deje su egoísmo mezquino, porque con él se causa más daño que bien.
Elogie con sinceridad las buenas cualidades de las personas, sea muy atento y jovial en este aspecto y pruebe los resultados; porque tal como usted trate a la gente, así será tratado por ella.
Preocúpese, todos los días de su vida, por aprender a hablar agradablemente, con sencillez y correctamente.
Ante todo, conviértase en una persona sincera, sencilla y fácil de comprender y de tratar, descomplicada y cómoda para llevar a todas partes.
Recuerde que todas las buenas cualidades que hacen a una persona agradable para usted, son las mismas que usted debe tener para resultar una persona agradable a los demás. Aprenda a comprender a los demás.