Ni el intenso y pertinaz aguacero del día anterior - que incluso causó inundaciones- impidió que desde bien temprano en la mañana los moradores de la remota comunidad de Silico Creek, en la Comarca Ngöbe-Buglé, comenzaran a instalar sus exhibiciones y prepararse para la inauguración de su primera feria de productos orgánicos, que en esencia fue un verdadero tributo a la pureza de la tierra, la riqueza de sus frutos y al espíritu emprendedor de sus habitantes.
DIFERENCIAS
A diferencia de otras ferias con más experiencia, trayectoria y presupuesto, en ésta los pabellones fueron ranchitos de palos y pencas construidos con materiales del entorno. El suelo, no lo cubrían las tradicionales alfombras verdes y azules, éste no era más que la tierra, de un brillante color chocolate rojizo, producto de la humedad.
Más de una treintena de exhibiciones integraban la feria: para los golosos, había como cinco restaurantes o fonditas cuyos menús iban desde el clásico sancocho con gallina de patio (pero versión Ngöbe), frituras como patacones y hojaldras, pescado frito (tilapias criadas en sus propios estanques) y por supuesto, humeantes y aromáticos cafés y cocoas cultivadas de forma completamente natural, por los propios expositores, en las parcelas y fincas aledañas a la comunidad.
ENTRETENIMIENTO
Como toda feria, no podía faltar el entretenimiento, pero distinto a sus homólogas más populares, no hubo bebidas alcohólicas. A pesar de ello, esta abstinencia de etanol no causó mella alguna en el entusiasmo de propios y extraños que visitaban la feria, pues encontraron diversión ya sea en los juegos de dominó, los eventos deportivos o disfrutando de las presentaciones folclóricas propias de la etnia Ngöbe- Buglé.
Otras exhibiciones expusieron productos y temas como: artesanías autóctonas, la agroforestería con especies nativas de árboles frutales y maderables.