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Saladino recorrió ayer la ciudad de Panamá, San Miguelito y Colón en medio de aplausos, globos y papelitos. (Foto: Alejandro Méndez / EPASA)
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¡Gracias, campeón! Así gritaban con orgullo más de un millón de panameños que de todo el país llegaron a la capital y Colón para rendirle homenaje al medallista olímpico de salto largo.
Fue una locura popular, el clamor de un pueblo que tiene ganas de celebrar más seguido hechos como este. La alegría de una nación que no está acostumbrada a los momentos felices.
Ayer, miles y miles de personas se tiraron a las avenidas con pancartas, pañuelos, recortes de periódicos, con el objetivo de lograr un autógrafo y llamar la atención del campeón de oro olímpico, Irving Saladino. Es como si se les fuera la vida en ello, como si se acabara el mundo en ese instante.
¡Qué linda imagen! Qué mensaje para la sociedad, ver a un país unido, a ricos y pobres juntos. Ayer fue un día inolvidable.
Como inolvidable fue escuchar a los niños llamarle ídolo a Saladino, los adultos, héroe, y todo un país orgulloso del oro. Podrán pasar cien años sin títulos, no importa, nadie nos puede arrancar esta inmensa alegría y el orgullo de ser panameños.
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