Simplemente, una tragedia.
Un hombre de raza indígena kuna, de 32 años, murió la tarde de ayer, mientras el resto de los panameños se juntaban en jolgorio por la llegada de un campeón: Irving Saladino.
En la comunidad Kuna Nega, perteneciente al corregimiento de Ancón y ubicada a orillas del Corredor Norte, la tarde se cubrió de luto.
Daniel Herrera, padre de un niño de 12 años, quien vivía con su madre y unos sobrinos, encontró la muerte al caer por un precipicio-supuestamente-de manera accidental.
LOS HECHOS
Según los primeros informes, Daniel-quien vivía en un templo de la comunidad, donde el pastor les permitió a su familia habitar en el anexo de la estructura religiosa-estaba rezando y de pronto se levantó porque iba a realizar una necesidad biológica menor. Con él estaba su hijo. Caía la lluvia de manera inconsistente. El patio, de pasto salvaje y tierra, estaba mojado. Los sanitarios rústicos están ubicados atrás del templo, sobre una pendiente considerable. Hacia allí fue Daniel, pero aparentemente resbaló y cayó a un precipicio de aproximadamente 50 metros, que termina en el río Kuna Nega.
En la caída, el infortunado sorteó árboles, piedras y otros objetos hasta caer en las aguas donde murió.
HORAS ANTES
Ayer, antes de morir, Daniel había ido a la tienda y compró comida para todos en la vivienda. Su madre, María Lucrecia Campos, una anciana de unos 80 años, le preguntó si iba a comer, pero él dijo que no tenía hambre, que lo haría más tarde, que primer iba al templo a rezar. El plato se enfrió porque nunca lo llegó a probar.
LA VICTIMA
Daniel estaba sin empleo y hacía días reflejaba tristeza por su situación. Pareciera que el destino se había ensañado con él.