Los profesores entran hoy en su segunda semana de huelga. A pesar de los contactos que hubo el fin de semana para acercar posiciones, la reunión terminó en un feo espectáculo propio de una gallera, donde cada quien gritaba, se reía del otro y se irrespetaba al interlocutor. Tremendo ejemplo se proyectaba a la juventud, luego nos preguntamos, porqué en el resto de la sociedad no hay tolerancia.
Gobierno y gremios magisteriales deben ser más responsables. Mientras ellos mantienen un diálogo entre sordos, miles de jóvenes, cuyos padres no tienen la capacidad para pagar un colegio privado, pierden clases y al final salen con una educación mediocre.
Hay una realidad, el aumento de 90 balboas mensuales pactado con algunos de los gremios magisteriales es considerable y sumado a otros desembolsos, representan gastos anuales adicionales por 118 millones de balboas.
Un incremento salarial de 190 balboas mensuales para 36 mil docentes puede ser una aspiración, pero la cifra se estrella con la realidad financiera del presupuesto estatal.
Al mismo tiempo, el gobierno no debe pretender dividir los gremios cuando se realizan negociaciones de tipo reivindicativo, porque al final se arman los líos que hoy se observan en el sector educativo, donde dirigentes se tildan de traidores unos a otros.
Después del espectáculo poco edificante del sábado, se impone una diálogo sereno, donde las partes se despojen de otras agendas y se entre a definir el problema, porque al final del cuento, los que están siendo perjudicados son los estudiantes de mi país.