Para que el país pueda tener una sociedad con igualdad de oportunidades, hay que superar no solo la pobreza, sino, la desigualdad existente entre los grupos sociales.
La actual discusión sobre el futuro de la educación, tiene una sensible importancia, ya que la acumulación de capital humano, es uno de los principales factores capaces de generar movilidad social. Esto por un lado, superaría la pobreza y por el otro, disminuiría significativamente, las brechas de desigualdad.
Lastimosamente, la lucha por un aumento sustancial de los salarios de los educadores, ha desplazado a un segundo termino, los requisitos necesarios para alcanzar una educación que permita a una importante cantidad de estudiantes del país, competir con el resto de la población. El proyecto de ampliación del Canal, que ofrecerá una serie de oportunidades de tipo laboral, complicara mas el panorama, ante la segura llegada de mano de obra especializada extranjera.
En alguna medida, el esfuerzo del gobierno en este tema de la calidad de la educación, pareciera girar en torno a la evaluación del educador. Delicado asunto, porque tiene que garantizar una buena medición de la capacidad del docente.
Algunas experiencias en otros países, resaltan que la evaluación docente no siempre va de la mano con los resultados académicos, ya que existen muchas variables a considerar, como el nivel socioeconómico o el lugar donde esta ubicada la escuela. Un buen profesor, sin recursos, puede no tener buenos resultados. Esto es solo un ejemplo del complejo proceso de aprendizaje, experiencia que va mas allá del sentido común de los que no son especialistas y que requiere de mucha reflexión. El problema es que el tiempo, esta en contra y mientras nos demoramos en decidir corregir los errores, toda una generación de panameños, sobre todo de escasos recursos, se puede perder, agrandándose cada vez mas, esa grieta que peligrosamente separa a los panameños.