A un costado del arco de entrada de la Avenida Central, los peatones de esta céntrica área pueden observar un puñado de vendedores ambulantes que ofrecen a sus ocasionales clientes café, empanadas, agua de pipa, dulces, alquiler de celulares y las más variadas mercancías apetecibles.
José Green es un pequeño microempresario que, como muchos panameños emprendedores, ha sabido sobreponerse a las adversidades y ha logrado consolidar un pequeño negocio en su busito panel de color blanco, a las puertas de una conocida institución bancaria, en las inmediaciones de la Plaza Cinco de Mayo.
Algunos parroquianos lo conocen como "Café Sobre Ruedas" debido a la sustancia reconfortante que expende en unas vasijas térmicas a los adormilonados transeúntes de esta zona que se encuentra rodeada de establecimientos comerciales y clubes nocturnos, a pocos metros de la famosa Calle "K".
UN MADRUGADOR
"Mi jornada de trabajo empieza a las 4: 00 a.m. y usualmente se extiende hasta las 12: 00 del mediodía. Durante este horario atiendo a decenas de trabajadores y curiosos que pasan por las cercanías de la entrada de la Avenida Central.
"Aunque las condiciones climáticas sean adversas, muy disciplinadamente vengo desde Río Abajo, donde resido, hasta esta zona, donde ya he logrado conformar una nutrida clientela que siempre espera puntualmente los alimentos que ofrezco", dijo mientras despachaba un café y un emparedado a un cliente.
Green, de hablar pausado, recordó cómo se decidió dar este paso luego de que la antigua empresa donde laboraba, Autopartes del Istmo, cerró intempestivamente dejándolo prácticamente en la calle, pero el infortunio no tuvo oportunidad de anidar en su corazón y haciendo un esfuerzo logró sobreponerse.
SALE PARA EL ALQUILER Y EL SEGURO
Gracias a este negocio logra sustentar a los cuatro miembros de su familia, paga los 165 balboas del alquiler de su vivienda, cumple con todas sus obligaciones particulares y paga las cotizaciones del seguro social, de forma independiente.
La única queja que deja escapar Green, es el alza desmedida del azúcar, las servilletas, los vasos, la leche y la gasolina, que han mermado sus ganancias desde hace dos meses.
"Le digo que antes llenaba el tanque de mi vehículo con cinco balboas, pero desde que se dio el alza de combustible gasto 8.00 balboas. También la leche aumentó de precio, antes, la lata grande costaba 65 centavos, ahora tengo que pagar 85 centavos, ciertamente que estas cifras son exactas y restan mis ingresos", apuntó un poco abrumado por esta situación.
Sin embargo, este hombre emprendedor, no ha perdido la esperanza y continúa luchando a brazo partido y madrugando con entusiasmo todos los días, a la espera de otros días y de un futuro mejor para su familia.