CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

el pueblo habla

relatos y reportajes

comunidad

la voz del interior

deportes

viva

en la cocina

consultorio médico

sucesos

 


FAMILIA
  OPINIÓN


Violencia familiar

Romulo Emiliani | Monseñor

Todos somos hijos de Dios, somos hermanos para vivir en paz, en comunicación, en comunión y armonía. Adán y Eva fueron creados para vivir en armonía, pero su soberbia los llevó a apartarse de Dios, porque ellos desearon ser como Él y cayeron en el pecado de soberbia. Su hijo Caín mató a su hermano Abel por la envidia, que es producto de la soberbia.

Querer ser como Dios, que es el pecado de soberbia, lleva a la violencia y hasta la muerte. Nuestros instintos deben ser controlados por la razón. Pero por la soberbia, la razón se deja controlar por el instinto de agresividad, se descontrolan las pasiones que deben ser pulidas por el Espíritu y se generan sentimientos tan tristes y dolorosos como el odio.

Los soberbios, los orgullosos, los que se creen Dios, terminan siendo violentos para alcanzar sus fines. De hecho, nacimos para la paz, pero el pecado lo trastorna todo; nacimos para ser libres, pero somos esclavos del pecado. Entonces, vivimos en una situación realmente anormal, porque estamos rodeados por la guerra, la desgracia, la violencia, los crímenes, y toda clase de atrocidades que hay en el mundo.

Es el resultado del pecado. Y la madre del pecado, según la Palabra en el Antiguo Testamento, es querer ser como Dios-la soberbia. La soberbia lleva a la envidia, que lleva a los celos, que lleva a cometer actos violentos, muchas veces fatales. La violencia tiene muchas facetas y todas conducen a la destrucción de otra persona. Las emociones dañadas por el pecado de la soberbia, causan situaciones muy destructivas en la sociedad.

Muchos hombres se creen superiores, se creen Dios y golpean a sus mujeres si ellas se atreven a oponerse a lo que dicen. Muchos padres son violentos con sus hijos, porque creen que solamente ellos tienen toda la razón. Hay muchas clases de violencia. Es tan violento el hombre que golpea a la mujer como el que no habla ni le da cariño. Es tan violenta la madre que le pega a un hijo, como la que no le da amor. Es tan violento el chiquillo que es malcriado con sus padres, como aquél que no les habla.

¿Por qué nosotros que somos hermanos vivimos siempre en rivalidad y pugna y nos destruimos?



OTROS TITULARES

Los vasos de Mireya

El valor de la Oración

Prevención

Martín un estrela, según el PRD

Buzón de los lectores

Violencia familiar

Canal de Panamá

 


 

  

 

linea
linea gris
 

   Copyright © 1995-2005, Crítica en Línea-EPASA 
Todos los Derechos Reservados