Cada pueblo en el interior de la república tiene su idiosincrasia, sus costumbres y tradiciones que los hacen ser únicos; incluso algunas de sus historias son curiosas y hasta chistosas.
Hoy, en la víspera de Santo Domingo de Guzmán, les contaremos la historia de "Los teteños". Se preguntarán ¿quiénes son "Los teteños" o a quiénes se les llamaba así?, pues señores se les llama así a los parroquianos del famoso pueblo de Santo Domingo de Las Tablas.
Oscar Córdoba, residente en Santo Domingo, cuenta que a finales del siglo XIX existía un poblado llamado Rincón Grande, donde habitaban varias familias de apellidos: Jaén, Córdoba, Herrera, entre otros; quienes fueron asediados de ese lugar por la cantidad de mosquito que había en esa área.
Cuenta el señor Córdoba, que esas familias decidieron mudarse del lugar para áreas más planas y se ubicaron en las faldas de El Cerro llamado "La Teta", porque consideraban que tenía la forma del seno de una mujer.
Esas personas cambiaron el nombre de Rincón Grande" a "La Teta", pero esto fue causa de muchas confrontaciones verbales, incluso físicas, porque les llamaban "Los teteños".
Luego, a raíz de los fuertes temblores que se registraron el año de 1913, los pobladores de ese lugar decidieron buscar un santo, para que los protegiera.
El padre Ceferino Arrue, de aquella época, era español y en un viaje a España les trajo la imagen de Santo Domingo de Guzmán, en forma de un busto.
El sacerdote propuso que se le cambiara el nombre del poblado a Santo Domingo y la población aceptó que se colocara el nombre.
Según el señor Óscar Córdoba, el vivió parte de esa época y recuerda claramente cómo ellos mismos se decían: " ¿A dónde es el juego hoy? ¡En Teta Arriba o no mejor en Teta abajo..!
Recuerda además que en épocas anteriores, las mujeres del pueblo se trasladaban a la cima del cerro y formaban un tamborito.
En cuanto a la celebración de Santo Domingo, el martes 4 de agosto es la santa eucaristía en honor a Santo Domingo, el santo patrón de una de las comunidades más famosas del país, por ser una región en la que se confecciona la pollera, traje típico de nuestro querido Panamá.