En un país como el nuestro en donde el investigador científico no es una figura que goce del merecido reconocimiento público, es loable mencionar que sí los hay. bbbY de primera
Para una buena cantidad de panameños, por no decir que casi todos es desconocida la sigla IDIAP "Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Panamá", que fuera fundada el 28 de agosto de 1975 y que este año cumple sus 30 primeros años de trabajo en beneficio de la agricultura panameña.
Desde entonces han sido numerosas las investigaciones y los conocimientos que este grupo de hombres y mujeres anónimos, pero de calidad profesional han facilitado al agro panameño.
Calidad y cualidades de los suelos panameños, la actividad pecuaria y más recientemente la batalla contra los enemigos biológicos que tanto daño causan a nuestra agricultura son entre muchas otras, las aportaciones de esta institución pública, cuyo norte es fortalecer la base agrotecnológica para contribuir a la seguridad alimentaria, a la competitividad del agronegocio y a la sostenibilidad de la agricultura.
LO MAS RECIENTE
Como la idea es la reconocer el trabajo hecho por esta instancia agropecuaria es propicio mencionar de su participación en problemas tan recientes como el daño en la producción arrocera por el ácaro Spinki y el descalabrado anuncio de la transnacional Nestlé, de no utilizar la producción del tomate panameño en la elaboración de sus productos.
Y es que desde su fundación, el IDIAP lanzó al mercado numerosas variedades de arroz, algunas de las cuales todavía hoy se utilizan y para finales de este año espera liberar a los productores una nueva variedad de semilla con nuevas características, de acuerdo con las demandas del mercado. Sin dejar de mencionar la base científica creada por ella para el manejo del ácaro recomendando variedades arroceras tolerantes a la plaga, así como prácticas de manejo del grano.
En tomate, el IDIAP también tiene historia, pues de acuerdo a sus funcionarios desde su fundación se creó toda una cultura tomatera desde que sus investigadores acertaron con una variedad resistente a la marchitez bacteriana, con lo que productores de diversas áreas pudieron generar buen tomate, con el cual suplir a las empresas compradoras y a la exigente degustación del panameño.
Y en la investigación en raíces y tubérculos ha logrado que el IDIAP identifique cultivares nativos e introducidos de camote, con potencial de rendimiento de 27 ton/ha de tubérculos y producción de follaje de 50 ton/ha.