Me abalancé sobre la estudiante y la abracé delante de todo el salón. Hubo murmullos de sorpresa y la cara se le uso roja a la jovencita. Le dije al oído en voz alta para que escucharan sus compañeros: "Te estoy "apapachando" para que te motives y ganes buenas notas"...
¿Qué estaba pasando en esa clase de Periodismo en la Universidad de Panamá? ¿Serían los mentados acosos que circulan por los pasillos?
Todo comenzó cuando presenté al salón de último año el problema de los fracasos escolares para ser analizados?
Se habló que en la primaria los padres no se esfuerzan en poner a estudiar a sus hijos.
Es más a veces algunos padres alcahuetes llegan a hacerles la tarea a los muchachos. No les importa el daño que le hagan a su futuro como estudiantes que deben ser estudiosos.
En la secundaria aparecen actitudes en muchachos que por la adolescencia son rebeldes (a veces sin causa).
Los jóvenes tienen otros intereses.
Y entonces al hablar de los fracasos y bajas notas en la Universidad, surgió el argumento que "los profesores no motivan y estimulan a los estudiantes".
Yo alcé la voz y dije que los profesores universitarios no estamos para motivar al alumno. Y como recursos teatral me abalancé hacia la alumna que hizo ese planteamiento.
Nadie va obligado a la Universidad. Allí llega gente adulta que a veces quieren que los traten como chiquillos.
"Ustedes deben venir a estudiar para tener una profesión. Y tienen que estar muy motivados para conseguir un título. Por eso el profesor no tiene por qué motivarlos", dije muy serio.
Indiqué que los alumnos deben estudiar una o dos horas en sus casas, por cada materia que tienen.
Cuando pregunté quién estudiaba en su casa textos fuera de las fotocopias del curso, nadie dijo que sí.
¿Cómo quieren ser buenos universitarios sino se preocupan por estudiar como debe ser?
Claro que hay docentes que usan textos viejos. Otros son aburridos en sus clases. Pero un buen alumno sobrevive a esas realidades de personalidad... ¡y logra su diploma!
En mis clases trato de ser ameno, comunicar con claridad las ideas, doy libertad de expresión al alumno y hacer el curso algo agradable.
Pero de eso a tener que "apapacharlos"... ¡hay un gran trecho!