Panamá celebra por primera vez el Día del Niño fuera de su tradicional fecha que era el 1 de Noviembre. Ahora será el tercer domingo de julio. Un cambio en la legislación promovida por la Primera Dama, bajo el argumento que le celebración se perdía con tantos días de asueto que se daban a inicios del undécimo mes, fue el principal argumento.
En casi todas las provincias se han organizado actividades para la niñez. Sin embargo, se pasó por alto la conformación de las autoridades infantiles que cada años se seleccionaba en todos los distritos del país, para distinguir a los chicos con buenas calificaciones en las escuelas.
Quizás la celeridad que involucró el cambio impidió la organización de los llamados gobiernos locales infantiles. Ojalá que no se pierda esa tradición, que es una forma de reconocimiento público a los niños destacados en los estudios.
Hoy, como todos los días, es y debe ser una fecha para dar cariño a esos 800 mil niños que forman parte de la población panameña. También es momento para reconocer que nunca será tarde para empezar a reorientar la filosofía de nuestra política integral enfocada en la niñez. Nunca será tarde si aplicamos medidas sanas que fomenten el desarrollo de las comunidades marginadas.
No podemos olvidar tampoco que un 45% de los niños sufren de desnutrición crónica, porque provienen de hogares donde los hogares apenas logran ingresos que no llega ni a los B/.20 mensuales. El gobierno nos anuncia la reciente instalación de una comisión para elaborar una propuesta de Ley de Protección Integral de Niñez. Ojalá que no sea una de tantas comisiones que preparan luego extensos diagnósticos, pero sin concretar soluciones.