Las drogas que producen placer son sustancias químicas que se ingieren con el deseo de cambiar los sentimientos, la conciencia de los problemas y las tensiones, el consumidor desea achisparse, sentirse feliz, tener mucha energía, aumentar la confianza en sí mismo o por el contrario puede desearlas para relajarse, para dormir, para hablar con seguridad o simplemente para sentirse diferente. Estas drogas por lo general crean un fuerte hábito en las personas. Son muy raras las veces que la persona se propone convertirse en drogadicto, simplemente desean sentir los efectos de la droga a corto plazo. Casi invariablemente los consumidores comparten la actitud, de si alguna vez llega a ser un problema la dejaré. Lo que la persona no logra darse cuenta es que cuando progresa la enfermedad de la adicción o la dependencia química en el consumo, se manifiesta invariablemente un sistema de negación haciendo de la persona con la enfermedad la última en darse cuenta que tiene un grave problema de adicción.
La adicción es una enfermedad física mental, emocional y espiritual con fuertes síntomas de alineación, negación, dependencia química y sentimientos inadecuados. Para darles una explicación breve pero más concisa sobre esta enfermedad decimos que en el aspecto físico afecta el uso compulsivo de químicos, la inhabilidad de frenar el consumo una vez ha comenzado. El aspecto mental de la enfermedad está en la obsesión
constante y el poderoso desea que lleva al individuo al consumo mientras o aunque destruya su vida. El aspecto emocional-espiritual de esta enfermedad es el total egocentrismo en que se envuelve el adicto.
Esta enfermedad sólo la suele vencer un despertar espiritual.