La confianza es uno de los valores más preciados de los seres humanos. Es algo así como la seguridad que tiene una persona hacia otra debido a una relación de amistad o profesional. Se confía que no habrá traición o que la tarea encomendada será cumplida de manera adecuada.
Aunque el mundo actual nos hace ser desconfiados, todavía hay gente en la que se puede confiar y en las que se tiene le certeza que no te defraudará.
Es fácil reconocer a una persona que genera confianza. Es aquél que tiene amigos que saben que le pueden revelar alguna intimidad y siempre guardará la reserva del caso. Son aquellos a los que sus superiores les asignan tareas, porque están seguros que serán cumplidas de la mejor manera y en un tiempo adecuado.
Debemos hacer todo lo posible para generar confianza y así variar esa espinita que hace que no se confíe en nada ni en nadie.
Pero ¿cómo se puede promover la confianza?. Hay diversas formas. En el campo personal debemos explicarle a ese amigo o amiga que tiene la lengua suelta, que no puede andar regando como Radio Bemba, todas las cosas que se le cuentan por razón de esa relación especial que se le tiene.
Ese amigo que tiene la lengua larga siempre termina revelando a terceros -aunque sea de manera inocente- aspectos que le fueron contados debido a la amistad existentes. La fama de que no eres una persona de confiar se riega como pólvora y pronto notaras que tus amistades, ya no son tan expresivos contigo y se limitan a los saludos de cortesía y a conversar sobre lo hermoso o lluvioso que está el día.
En el campo laboral, se genera confianza cuando se enseña a otros a trabajar, indicándole sus fallas y las fórmulas para corregir los errores, para que así esa persona pueda convertirse poco a poco en alguien confiable.