El panameño es un "chinguero" de primera. Se gasta casi B/.900 millones al año en los diversos juegos de suerte y azar.
Crítica investigó cuáles son las probabilidades de triunfo de las personas que asisten a los casinos y que en medio de la neblina del humo de cigarrillos hacen toda clase de apuestas.
Cuatro de cada 10 panameños le ganan al casino y en teoría al final de la jornada la casa pierde una vez cada 10 días.