Beckham, que en mayo celebró su 31 cumpleaños, jugó su tercer mundial consecutivo y debutó, con 23, en Francia 1998. Suma 94 partidos internacionales y 17 goles, mientras Rooney 33 y 11, respectivamente.
"Becks" sabe que este Mundial puede ser el último de su carrera profesional y que el futuro está en Rooney, el explosivo jugador de nariz aplastada, recuerdo de la práctica del boxeo, y cuyos malos modales condicionan su futuro como líder de la selección de "los tres leones".
Ambos se han hecho famosos por razones distintas. Seguramente no hay proporción entre su fama mundial y la efectividad de su juego, aunque éste desprenda, destellos deslumbrante sobre todo a balón parado. Beckham tiene un guante en el pie, Rooney un enjambre de abejas en la cabeza.