Escocia es hoy sede de la Cumbre de los Ocho (G-8), asociación selecta que aglutina a las principales economías del globo, cuyo poder trasciende fronteras.
Uno de los temas de la cumbre G-8 es la ratificación de Estados Unidos al Protocolo de Kioto, firmado en 1997 para controlar las emisiones contaminantes.
Para el presidente estadounidense, George W. Bush, "el caso está cerrado", y ni siquiera accederá a las solicitudes para que Washington contribuya a bajar la contaminación medioambiental.
CARBON, EL CULPABLE
Henri Jarque, experto canadiense en producción eléctrica, nos informó desde Montreal que la industria carbonera en el centro de Estados Unidos y la creciente demanda eléctrica hacen que este país se convierta en el mayor productor de contaminación del planeta, con alrededor del 38% de las emisiones globales.
Jarque dice que solamente EE.UU. consume 3, 691 terawatts de energía. El 51% de la energía de la superpotencia proviene de las industrias de carbón, que transforman la hulla en electricidad.
Un 20% de la energia de EE.UU. es nuclear, 9% es hidroeléctrica, 15% usa gas natural y 3% viene del petróleo.
"Allí está el detalle, el carbón", advirtía Jarque a este medio.
Por cuestiones políticas, si Bush firmara el Protocolo de Kioto, Washington debería cerrar en cinco años 19 centros industriales, cuyo polo es Pittsburg, lo cual causaría que cuatro millones de personas pierdan sus empleos.
Igualmente, el partido Republicano, que controla los estados industriales de Ohio, Tennessee, Kentucky, Indiana, West Virginia y Pensilvania, sufrirían un revés político si se atreven a ratificar el pacto.