El nuevo gobierno dispuso aumentos sustanciales en el salario de los miembros de la Policía Nacional, incrementos que oscilan entre los 1,000 balboas y 100 balboas mensuales.
Ya no habrá excusa valedera en cuanto a desmotivación. Ahora se hace necesario evaluar la productividad de ese cuerpo de la Fuerza Pública para garantizar la vida, honra y bienes de los asociados. El aumento de sueldo debe conllevar a un mejor desempeño de los uniformados, de lo contrario se estaría premiando la ineficiencia.
La opinión pública tiene la lupa sobre la Policía Nacional. Habrá que dar un margen de tiempo para calificar a la nueva dirección de esa institución, que debe mejorar el desempeño de su pie de fuerza, siempre bajo el respeto de la Constitución, las leyes y los reglamentos internos.
Más que créditos, estrategias y habladuría, la población reclama seguridad; quiere ver a los policías vigilando día y noche en las calles; quiere que cuando se reporta un incidente lleguen los uniformados en un máximo de cinco minutos y que no le vengan con el cuento de que no tienen patrullas y si está el auto, no se le venga con la excusa de que no hay gasolina.
Ya el nuevo mandatario anunció una alianza con México y Colombia para enfrentar a los carteles del narcotráfico que están llenando de ejecutados las calles de los tres países.
La tarea es difícil, pero requiere un compromiso de la nueva dirección de la Policía que tendrá que entregarse en cuerpo y alma a esa labor y no pretender dirigir por control remoto la institución o pretender que la única función del director es el figurar en los medios de comunicación social: que tu trabajo hable por ti.