El ser humano es contradictorio en sus actuaciones. Cuando tiene algo de manera constante le da poca importancia. A la falta de ese mismo objeto, éste se vuelve primordial en su vida.
En fechas distintas, los panameños hemos enfrentado la falta del vital recurso llamado AGUA. La razón de su ausencia en miles de hogares de la capital ha sido por trabajos de ampliación del servicio de agua potable. Los cambios de tuberías necesarios dado el aumento de la población y el tiempo de vida que tiene el equipo.
Este motivo puso a correr a más de uno para llenar con agua todo aquello que sirviera para este fin y tener un día dentro de lo normal. Pero siempre hay quienes no logran ni bañarse porque en la segunda ocasión la desconexión del agua se dio una hora antes de las seis de la mañana.
Dicen que en " guerra avisada no muere soldado". En los últimos años, una de las mayores dolencias que sufre el país es la falta de agua. Lo que era abundante y orgullo de los nacionales por considerarse el mejor "champán" natural por su fresco sabor hoy es causa de cierre de calles en varias comunidades que llevan años y meses padeciendo la falta del preciado líquido.
En David, bañarse y hacer las labores comunes de cocinar y lavar es ahora una odisea. Los sábados en la regadera sólo sale un chorrito de agua o nada de ella.
Entre más cemento hay, más peladeros en ríos, montañas y bosques. La tecnología debe ser benéfica a la necesidad de las personas.
De qué vale el avance moderno si ocasiona que desaparezca la materia prima.
Para desierto El Sarigua, un sitio atractivo como zona turística y muestra suficiente de enseñanza en cuanto a lo que ocurre por vandalizar la madre tierra.
A precio de oro vale un vaso con agua en muchos lugares del mundo. En otros ni siquiera llueve. Aquí dejamos correr sin medida el agua que en estos dos fines de semana hemos extrañado por su falta. No quedemos pidiendo prestado lo que aún poseemos.
