Unas 290 personas, entre ello 66 niños, murieron un 3 de julio de 1988, cuando el avión de Iran Air en que viajaban sobre el Estrecho de Hormuz fue derribado por un misil lanzado por un portaaviones estadounidense. Supuestamente, la marina lo había confundido con un avión caza F-14 Tomcat del ejército iraní. En 1996, Estados Unidos acordó con Irán el pago de 61 millones de dólares de compensación a los familiares de los iráníes muertos, pero el gobierno estadounidense nunca pidió disculpas ni aceptó responsabilidad por el hecho.