Este ícono del cine mundial era un hombre con fuertes convicciones e ideales claros.
Brando se manifestó contra Hollywood y se burló de las pompas del estrellato durante toda su carrera. En 1973, rechazó su segundo Oscar como protesta al tratamiento que se daba a los indios estadounidenses y envió a una actriz india a expresar las razones por las que rechazaba el galardón, aunque luego fingió no saber lo que había ocurrido durante la ceremonia de premiación.
Brando decía que sólo había hecho películas para ganar dinero. "La actuación es una profesión inútil y vacía", expresó.
No obstante, Brando inspiró a la generación "beatnik" (derrotados) y a actores rebeldes, como James Dean.
"En su presencia había una sensación de emoción, de peligro, pero tal vez su mayor encanto radicaba en una especie de engreimiento, un engreimiento de niño tosco", escribió la crítica Pauline Kael, de la revista New Yorker.
"Brando representó una versión contemporánea del norteamericano libre", añadió.
SUS GRANDES PROBLEMAS
La brillantez de Brando se vio opacada por su reclusión, los problemas en su vida familiar y las disputas financieras.