El ex dictador de Irak, Saddam Hussein Tikriti, reapareció de nuevo en los medios informativos del mundo, esta vez compareciendo ante un tribunal de justicia especial en Bagdad para determinar su responsabilidad por la muerte de miles de personas en el Medio Oriente.
Desafiando a las nuevas autoridades iraquíes, el otrora líder se mostró soberbio como siempre y hasta argumentando ser todavía el presidente de Irak. Sin temores, admitió su odio abierto a sus enemigos, acusando a George W. Bush, el mandatario estadounidense que los derrocó en la guerra de 2003, de "verdadero criminal".
A los kuwaitíes, a quienes también acusa de traidores por separarse de Irak en 1961 y robarle petróleo a Saddam en 1990, los definió de "simples perros".
Aunque podemos argumentar que el juicio a Saddam Hussein está fuertemente influenciado por los intereses de Estados Unidos en Irak, lo bueno del asunto es que el "Carnicero de Bagdad" recibirá seguramente un castigo por sus horribles crímenes contra la humanidad.
Hussein mató entre 1.5 a tres millones de personas desde que llegó al poder en 1979. En tres grandes y sangrientas guerras en el Golfo Pérsico, provocó atrocidades inimaginables.
En 1988 lanzó en el poblado kurdo de Halabja, el primer ataque químico desde los gaseamientos a civiles inocentes en los campos nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La pena de muerte ya se contempla para Saddam. Esa es la suerte que corren los dictadores y los gobernantes que abusan de su poder. Sin embargo, hay que ser realista Hussein todavía tiene sus seguidores y la violencia seguirá vigente en Irak.