Vender más de 750 millones de discos, ser el artista musical más premiado de la historia con 405 galardones, entre ellos 18 Grammys, es quizás inalcanzable para un intérprete contemporáneo, pero no para Michael Jackson.
El "Rey del Pop" culminó su carrera a los 50 años de edad, tras su repentino fallecimiento, sólo a días de iniciar lo que sería su última gira mundial. La muerte de Jackson deja un legado artístico inmensurable en todo el mundo.
En Panamá, la figura Pop de los años 80 fue sin duda este personaje, el artista más joven en ganar un premio Billboard y el único que registra la mayor audiencia mundial al ser visto por más de 133 millones de espectadores en vivo en el Superbowl de 1993.
El artista sin duda fue un habilidoso empresario. Sabía cómo hacer dinero fácil mercadeando todo lo relacionado con su imagen, pero hay episodios grises en su vida personal.
Las acusaciones por abuso de niños y el cambio de coloración de su piel, por ejemplo, fueron duramente criticados por la comunidad negra. A lo largo de su vida, todo parecía indicar que estaba dispuesto a ser un hombre blanco y lo logró.
Jackson hizo fortuna, pero muchos aseguran que, aún así, no era feliz. El dinero ganado y gastado de forma exorbitante no le regalaba ni un kilo de felicidad.
El recuerdo del artista está ahí. Sólo hay que activar el computador y escribir su nombre en Google o YouTube para que aparezcan millones de documentos que hablan de él. No es necesario leerlos. La vida del artista habla de lo bueno, lo malo y lo feo. Desafortunadamente, Michael tenía de estos tres elementos.
Nadie puede negar el gran corazón que tenía. Se metió de lleno en ayudar a los hambrientos de África recogiendo fondos con la producción "We are The World"; hizo lo mismo poco después de los atentados de Nueva York. El rey del Pop se fue y sin duda muchos de sus seguidores dirán que el mundo del espectáculo no será lo mismo sin él.