Un infante de un año de edad murió asfixiado con una pepita de un mamón que se comía. Los padres hicieron lo posible por socorrerlo y lo trasladaron al Hospital Nicolás Solano, pero llegó sin vida al nosocomio.
El hecho se registró en un poblado del corregimiento de Arosemena, en el distrito de La Chorrera, de donde el niño fue trasladado en un vehículo particular al hospital.
Según un informe de la Policía Nacional, a su llegada al hospital los médicos sólo pudieron dictaminar la muerte del menor.