Los cristianos comprometidos, somos conscientes del Valor que tiene la Familia en nuestras Vidas, en nuestro desarrollo y en conseguir la UNIDAD FAMILIAR EN NUESTROS HOGARES. Vemos con mucha preocupación como se desmoronan muchos hogares, y pensamos en el daño que esto produce a toda la sociedad, porque, si la familia es llamada con razón la célula básica de la sociedad, si esta célula está enferma, toda la sociedad lo estará también. Todo esto nos debe preocupar enormemente y podemos preguntarnos: ¿Hay algún remedio para que las familias no Viva, Crítica en Línean en Violencia Familiar?.
El reto se inicia desde que formamos nuestra familia, haciendo a Dios más visible para todos los que nos rodean y así reconocer el rol que Él tiene en nuestra vida como familia. Este es el llamado a que vivamos nuestra santidad, toda nuestra vida por medio de "nuestra unidad", primero como esposos y luego como familia, ya que somos canales de amor el uno para el otro y también para el mundo que nos rodea. La unidad familiar es la experiencia de fe que viven los miembros de la familia en todo momento.
Como dicen las sabias palabras de nuestro queridísimo Juan Pablo II: "La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida. Fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas".
La crisis de la familia se debe en gran parte a su descristianización.
CON CRISTO LA FAMILIA IRÍA MEJOR. Pero se ha quitado el crucifijo de la cabecera de la cama para poner en su lugar un paisaje, se ha sustituido el rezo del rosario en familia por la televisión, se han cambiado los libros religiosos por las revistas «del corazón» o «de actualidad», se ha arrinconado la moral católica para vivir el hedonismo que difunde la televisión, etc., etc. Por eso la familia cruje. Sin Cristo se tambalea. Tomemos el reto de vivir realmente la unidad en nuestras familias, como esperanza por vivir en un mundo mejor.