El huevo es quizás el más vivo ejemplo de cómo un alimento está recuperando su fama gracias a la ciencia. En los últimos tiempos, varios estudios se han encargado de desmontar cada una de las falsas creencias que se cernían en torno a él.
Este producto es una pequeña joya porque tiene vitaminas, minerales, ácido fólico, lecitina, zeaxantina y luteína (estos dos últimos elementos son imprescindibles para cuidar la salud ocular), es fácil de digerir (excepto si se toma crudo), es versátil en la cocina, muy barato y gusta a casi todo el mundo.
Según especialistas en nutrición, una dieta saludable puede incluir una unidad diaria sin ningún riesgo, (adultos mayores y personas con patologías que así lo requieran deberían tomar tres o cuatro semanales) porque tampoco está relacionado con la obesidad; más bien al contrario. El huevo no debe faltar en su dieta porque en primer lugar, se trata de un alimento poco calórico y, en segundo, provoca mayor saciedad y, en consecuencia, menos apetito que otros alimentos propios de la primera comida del día.