Avellanas, almendras, pepita de marañón, maní y, sobre todo, nueces, son algunos de los alimentos que son muy saludables.
A juzgar por los hallazgos científicos más recientes, los frutos secos van a volver a ocupar un lugar de honor en la despensa de los consumidores.
El contenido en grasas monoinsaturadas es el responsable de que las nueces o las avellanas beneficien claramente la salud cardiovascular, ya que elevan el colesterol bueno (HDL), disminuyen el "malo" (LDL) y ayudan a mantener a raya la presión arterial.
Por si esto fuera poco, tampoco engordan tanto como se pensaba, aunque es cierto que son muy energéticos. El motivo es que contienen gran cantidad de fibra.
Este elemento no sólo produce un efecto saciante que quita el hambre. Además, mejora notablemente el tránsito intestinal y evita el estreñimiento, otra circunstancia asociada al exceso de peso.
Muchos especialistas ya recomiendan la inclusión en la dieta de una ración diaria de frutos secos, siempre y cuando este hábito no se convierta en una manera de agregar calorías extras a las que se toman habitualmente.
Un buen truco para lograr este objetivo es diversificar la manera de tomarlos (mezclados con yogur, en ensaladas..) para que el consumo no repercuta en la ganancia de peso.
El chocolate es otro de los productos que ha tenido que "cargar" con la losa de ser perjudicial para la salud y que ahora ya puede colgarse, aunque con matices, la etiqueta de cardiosaludable.
Numerosos trabajos han concluido que, además de ser un antidepresivo muy sabroso, su contenido en flavonoides (antioxidantes) repercute beneficiosamente en la salud coronaria al impedir que el colesterol obstruya el flujo sanguíneo.
Por su parte, la revista "Hypertensión" publicó hace un par de años una cualidad del cacao que también supone una ventaja, y que no es otra que su efecto reductor de la presión arterial (uno de los principales factores de riesgo cardiaco).
Por otro lado, se ha desechado por completo la idea de que el chocolate provoca caries (se funde rápidamente en la boca y no entra en contacto prolongado con el esmalte dental), que es el causante del acné (un trastorno provocado por condicionantes hormonales, no dietéticos), o que provoca adicción.