La América Latina es indudablemente la región en donde se vive y come de fútbol. Desde las favelas de Río y Sao Paulo, en las callejuejas de Boca o en los pequeños cuadros de El Chorrillo, es en esos sitios donde nacen las grandes estrellas del considerado por muchos el más grande deporte de todos.
Sin embargo, así como el fútbol genera pasión y diversión, también tiene un lado oscuro: la corrupción de algunos dirigentes es evidente cuando se mueven miles de millones de dólares por la venta de entradas en partidos de clubes deportivos, la mafia en la clasificación de las Copas del Mundo, además del privilegio a favorecer determinados países, por ser "rentables" para los altos ejecutivos de la FIFA.
En estos dos días, vimos en televisión dos casos insólitos sobre la "politización" del fútbol. Primero, la descarada maniobra de ciertos países para evitar que se juege balompié a más de 2, 500 metros de altura.
Esta decisión de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), bajo la presión de Argentina y Brasil, evitaría que se efectúen juegos en La Paz (Bolivia), en Bogotá (Colombia), además de Quito ( Ecuador), por estar estas ciudades literalmente "encima de las nubes".
Aunque es cierto que científicamente está comprobado que jugar fútbol en altitud es malo (inmediatamente después que bajes del avión, cuando eres una persona que habita a nivel del mar), también vale recordar que cada nación tiene su peculiaridad geográfica y natural que tenemos que respetar.
Por ello, siempre se pide llegar una o dos semanas antes de un juego de altura, para "aclimatar" a los jugadores. No vale entonces la excusa de discriminar a Bolivia, Ecuador y a Colombia de sus plazas clásicas de fútbol.
Otro punto es el reciente juego en la Bombonera de Buenos Aires, en donde Boca Juniors le ganó al Deportivo Cúcuta de Colombia mientras caía una densa niebla sobre el mítico estadio arbiceleste.
¿Cómo es posible que las autoridades de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) permitán semejante partido, en donde ni siquiera los árbitros de línea podían apreciar el movimiento de la pelota en el campo?
Justamente esto hace evidenciar que el fútbol se está corrompiendo, e incluso politizando, para favorecer a determinadas naciones frente a otras. El fútbol debe servir de unidad a los pueblos, no para separar culturas.
Esperemos que cuando venga el Mundial de 2010, la clasificación de la CONCACAF, en donde jugará Panamá, no sea tan parcializada para dejar solamente pasar a México y Estados Unidos, que son los "mimados" de la FIFA, porque son rentables. Ojalá nuestro país, que sin duda tendrá un buen papel por su crecimiento en el nivel futbolístico, lograra obtener una oportunidad de oro para acceder a la final en Sudáfrica.