El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas logró un acuerdo para aplicar sanciones contra Corea del Norte por su último ensayo nuclear. Esa es la respuesta a lo sucedido el 25 de mayo, cuando se efectuó la prueba atómica por Pyongyang y se procedió al lanzamiento de misiles balísticos de corto alcance.
Las grandes potencias reaccionaron y ya se preparan sanciones que afectarán a 20 millones de norcoreanos, que no tienen la culpa de las locuras de su dictador. El mantener armas nucleares sin duda constituye una amenaza para la estabilidad mundial.
Con las sanciones se busca mandarle un mensaje alto, claro y fuerte a Corea del Norte.
El menú de sanciones incluye embargo de casi todo tipo de armas, prohíbe el uso de servicios financieros o el tránsito por su territorio de fuentes financieras que podrían contribuir a actividades nucleares o balísticas norcoreanas, se inspeccionarán en aguas territoriales y puertos de todo cargamento marítimo con destino a o procedente de Corea del Norte, se prohíbe a los Estados miembros de la ONU reabastecer en sus puertos con combustible y víveres a los buques norcoreanos sospechosos de transportar armas y se llama a los organismos internacionales crediticios a rechazar cualquier pedido de préstamo o ayuda financiera a Corea del Norte, excepto para el caso de asistencia humanitaria y se congelan fondos
Para algunos la actitud norcoreana es la repetición de una situación que ya ha ocurrido antes, en la cual provoca tensiones para luego lograr ayudas económicas.
Corea del Norte no tiene muchas reservas de divisas, pero cuenta con plutonio para preparar bombas nucleares, lo que representa un juego peligroso para el mundo.