Los jefes de la Policía Nacional y de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) deben dar una explicación sobre el incidente que cobró la vida de dos jóvenes pescadores que fueron abatidos por miembros de ambas entidades al ser confundidos con narcotraficantes.
Aparte de lo lamentable que es la muerte de dos jóvenes que no alcanzaban los 20 años de edad, peor es que se planten armas de guerra dentro de la embarcación que utilizaban los pescadores, como para justificar esos homicidios.
Las autoridades nunca pueden incurrir en ese tipo de acciones. Lo ético, legal y moral es afrontar las consecuencias de ese error fatal y no tratar de incurrir a prácticas reprochables.
Puede haber atenuantes, porque era un operativo en alta mar, en la oscuridad y bajo la sospecha que en el área se estaba dando un trasiego de drogas, pero lo imperdonable es que se recurra a sembrar evidencias, para justificar una equivocación que a la postre cobro la vida de dos personas que apenas iniciaban su vida productiva.
Ese era el tipo de peligro que muchos advertían sobre la fusión de la antigua Policía Técnica Judicial (PTJ) hoy DIJ con la Policía Nacional. Los investigados quedaron bajo la custodia de la evidencia de un doble crimen y se intentó alterar la escena del delito.
Ante ello, la Policía debe brindar una explicación a la sociedad, reconocer los errores y no tratar de encubrir lo injustificable.