El equipo panameño de béisbol ha logrado contra todos los pronósticos la medalla de oro en la segunda versión de los Juegos del ALBA, llevados a cabo en Venezuela. El combinado local logró, entre otras hazañas, derrotar a Cuba, su rival histórico, después de veinticinco años de no ver la luz de la victoria ante el equipo de la isla del Caribe.
La selección de nuestro país demostró todo el talento de sus jugadores, su entrega, su fuerza, su capacidad de metabolizar situaciones difíciles con un cuerpo de lanzadores de primer nivel y un alto nivel ofensivo y defensivo.
Cada salida al diamante representaba un singular motivo de atracción para los asistentes a esta justa deportiva, porque Panamá se había convertido en la estrella del certamen al vapulear a cuanto adversario tuviera enfrente comenzando por los actuales monarcas universales y olímpicos.
Estos Segundos Juegos Deportivos del ALBA, en opinión del comité organizador, sirvieron para integrar a los países de América, desde la perspectiva de Simón Bolívar y en contraposición a la iniciativa denominada ALCA.
Para Venezuela, llevar a cabo esta competición regional también tenía como objetivo exaltar los valores fundamentales del hombre y la mujer latinoamericanos, como lo son hermandad, solidaridad, inclusión, persistencia, esfuerzo e inspiración.
En cuanto al equipo de nuestro país, en ningún momento se dejó amedrentar por la fama y el prestigio de sus rivales y en una conjunción de condiciones físicas y talento deportivo, dieron cuenta de representaciones como las de Puerto Rico, Brasil y el siempre peligroso equipo de Cuba.
Esto demuestra una vez más el nivel alcanzado por nuestros atletas, además del amor por la camiseta la enseña tricolor. Cada salida al cuadro de juegos demostró que Panamá es una potencia internacional en este deporte de multitudes.
También podríamos asegurar que el béisbol panameño vive uno de sus mejores
momentos, con representantes en las llamadas Ligas Mayores y con una cantera inagotable de jóvenes con capacidad para alcanzar un alto sitial en
los escenarios mundiales.
Logró la medalla de oro a pesar de que todos los pronósticos consideraban al múltiple campeón ecuménico, Cuba, como el favorito prohibitivo para ubicarse en el sitial de honor al momento de repartirse las preseas y escuchar los himnos nacionales.
No cejaron en su empeño de lograr metas cada vez más ambiciosas y fuera de algunos momentos de incertidumbre durante su encuentro contra los cubanos, los muchachos de nuestra selección jamás sucumbieron ni física ni anímicamente ante la fortaleza y experiencia de los isleños.
Ha quedado demostrado que Panamá está para grandes cosas. No sería mucho esperar que durante un próximo encuentro mundialista, esta selección arranque a los consabidos poderosos equipos, la más alta distinción de ser el número uno.
Queremos felicitar a nuestra selección nacional de Béisbol por darnos la satisfacción de la victoria en este certamen deportivo regional. A sus integrantes, les instamos a mantener en alto el entusiasmo e intacto el pundonor con que se destacaron durante esta justa.
