Las estrechas callejuelas de Río Abajo se estremecieron la tarde de ayer, martes, con el cortejo fúnebre de Javier Justiniani al ritmo de tambores, trompetas, liras y platillos.
Bajo un benevolente sol, miembros de la banda de música 'Centenario' y delegaciones afines se apoderaron de los alrededores marcando el paso con saltos característicos de la agrupación. Las notas de los instrumentos musicales transmitían ecos nostálgicos completando el duelo reflejado en los rostros de los presentes en el desfile fúnebre.
Al despliegue de los músicos, moradores se paraban en las aceras para dar paso a los dolientes y algunos se sumaban a la caminata que se inició a las 2: 00 p.m. en Calle 13 y se extendió hasta el cementerio Jardín de Paz, en la ave. Santa Elena, pasadas las 3: 30 p.m.
El cortejo se tomó el carril de la Vía España paralizando a transeúntes y conductores que se detenían a admirar las destrezas de las muchachas del batallón con uniformes de gala, el paso firme de los escoltas y el ímpetu con el cual los músicos arrancaban los sonidos a los instrumentos.
La delegación estuvo asistida por 120 músicos en ejecución y otros tantos de relevo.
El cortejo estuvo encabezado por 2 camionetas, una semi camioneta y un sedán que escoltaban el cofre con los restos del abogado asesinado la mañana del 29 de abril en Juan Díaz.
Las mujeres se pusieron sus mejores galas para asistir al funeral del defensor de los presos, y luciendo altos tacones caminaron hasta el cementerio a la par de hombres robustos y representantes de la etnia negra.
El cortejo se desvió de la Vía España a la altura de Calle 9na. de Parque Lefevre, frente a la estación de combustible Shell de Río Abajo, para llegar al cementerio a las 3:37 p.m., en cuya entrada se detuvo por más de 5 minutos para rendir tributo musical al que consideraban "más que un líder". Solos de trompetas, combinaciones de tenores, cajas y platillos inundaron el llano hasta el último momento en un intento de perpetuar la despedida. Las escenas se extendieron hasta las 4: 00 p.m., cuando el cofre fue introducido en la cripta tras el sonido lastimero de una trompeta.