Corea del Norte e Irán han acaparado todo el protagonismo de la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), de 35 años de vigencia, ante las presiones recibidas para abandonar sus actividades nucleares.
Estados Unidos, a través de su secretario de Estado adjunto, Stephen G. Rademaker, pidió que todo país que viole el TNP no pueda beneficiarse de las disposiciones relativas a cooperación en materia nuclear con fines pacíficos.
"Toda asistencia nuclear para esos estados (que violan el TNP), ya sea bilateral o a través de la OIEA (Organización Internacional de la Energía Atómica), debe cesar", dijo Rademaker.
El Gobierno estadounidense ve con especial preocupación el caso de Corea del Norte, que hace unos meses reconoció que contaba con armas nucleares y el pasado fin de semana lanzó un misil al mar del Japón.
Aunque Irán asegura que su programa nuclear tiene fines pacíficos, EE. UU. insiste en que este país ha desarrollado un programa de armas atómicas clandestino.
Corea del Norte, que se retiró del TNP en 2003, no participa en la conferencia.
Varios delegados han criticado la existencia de un desequilibrio en la aplicación del TNP, argumentando que se le da más prioridad a evitar la proliferación que al desarme de las potencias nucleares.
Cuando se firmó el TNP, los países sin armas nucleares se comprometieron a no desarrollarlas a cambio de que las cinco potencias nucleares -Estados Unidos, Rusia, el Reino Unido, Francia y China- avanzaran hacia el desarme.
También se critica el hecho de que Israel, India y Pakistán no estén obligados a las restricciones del tratado. El TNP es revisado por los 187 países firmantes cada cinco años.