Este destacado hombre del folclore ama lo que hace, porque según él, siempre se aprende más.
Cuenta que ha aprendido a tocar el acordeón, el tambor, la caja y las maracas, muchas veces producto de la necesidad del momento.
Su danza preferida es la del Gran Diablo, por su contenido poético y literario.
Además, de la danza del Torito Galán de niñas, por su vestuario y la interpretación de la misma y la excitante danza de los Congos de Colón, que en ocasiones logra arrancarle una lágrima de sus ojos, por la emoción que le provoca la interpretación y el sentimiento que ella difunde.
Para Abdénago Domínguez el folclor es el más valioso recurso de reafirmación soberana a todos los pueblos, es el aliento familiar distintivo, y el legado de sangre que hermana.
SOY SOLO UN FOLCLORISTA
Abdénago se considera un folclorista y no un folclórologo, pues no ha realizado estudios sobre la materia.
Considera que su amor por el folclor es espontáneo y de raíces, que lo hacen sentirse feliz de saber que cuando muera dejará el más maravilloso legado al mundo y a su Chorrera querida.