El primer ministro Tony Blair, que cumplirá 52 años esta semana, resultará electo el jueves en las elecciones generales en Gran Bretaña, indicó un sondeo divulgado antes de la cita electoral, informó la AFP.
Según una encuesta del diario Financial Times sobre las intenciones de voto, el Partido Laborista mantiene una ventaja de diez puntos sobre el partido conservador de Michael Howard, su principal rival.
Sin embargo, el sondeo revelan que un número sin predecedente de británicos se declara indeciso, lo que según expertos se debe al descontento con Blair por la guerra en Irak, que lanzó en marzo de 2003, junto a EE. UU.
Un 36% de las encuestados admite que podría cambiar su voto en las próximas horas.
Blair, que anunció desde el principio de la campaña electoral que estas serán sus últimas elecciones, alertó que los conservadores podrían resultar electos "por la puerta de atrás", si se produce una fuerte abstención.
En una rueda de prensa, Blair lanzó asimismo un urgente llamado a los indecisos que antes votaron por el laborismo, advirtiéndoles que si el jueves dan su voto a los liberales demócratas, el vencedor será el partido conservador.
ELECCIONES CRUCIALES
Justo a un lado del Big Ben se sitúa el Parlamento británico, que albergará a quienes sean elegidos después de las elecciones del 5 de mayo. Varias fuerzas políticas buscan captar el mayor número de electores en el Reino Unido.
El Partido Laboral del primer ministro Tony Blair, el Partido Conservador de Michael Howard, y el Partido Liberal Demócrata de Charles Kennedy, son quienes han captado mayor atención del electorado.
Se eligen diputados que representan a 646 distritos electorales. El partido que obtiene más escaños decide quién será el primer ministro.
IMPACTO DE IRAK
Según la BBC, la guerra asestó un duro golpe a la credibilidad de Blair. El argumento principal para ir a la guerrra fue la amenaza que constituían las armas de destrucción masivas de Irak para la seguridad de Gran Bretaña.
El hecho de que no se hallaron estas armas reavivó la sospecha de que Blair y el Nuevo Laborismo manipulaban constantemente la información para justificar su política.
Desilusionados laboristas y los más de dos millones de musulmanes británicos se encuentran entre los que podrían propinarle un voto de castigo al primer ministro.