Una de las más grandes alegrías de los últimos tiempos, fue ver a René Mendieta triunfar y clasificar a la selección Sub-20 al Mundial Juvenil de Holanda 2005.
Fue una hazaña impresionante lograda por un hombre que ha dado su vida por el fútbol nacional, por la selección y que como jugador fue excepcional.
Mendieta fue de esos goleadores de raza, capaz de anotar desde cualquier posición, tenía un cabezazo magistral y por abajo también sabía mandar la pelota al fondo de la red.
Triunfó en El Salvador y se fue a México donde fue un goleador que dejó huellas. Con la selección de Panamá en 1988 marcó un gol frente a Costa Rica en el empate 1-1 de visitante. Un resultado que emocionó en ese entonces a todo un país. En 1992 anotó con la selección el gol del 1-0 ante los ticos.
Hoy día, Mendieta estaría valorado en mucho dinero, y tal vez no estaría en México sino triunfando en Europa.
Pero tenemos que desentir con lo que dijo la noche del domingo, luego del partido frente a Costa Rica. No puede ser que como técnico Mendieta se refiera a que Turquía, Ucrania y China no están en el nivel de la Argentina (sin figuras), Brasil y Colombia (no han ganado un mundial) a las que ha enfrentado en fogueos. ¿Para qué estamos jugando? ¿Acaso no es para un mundial? Si no es así mejor nos quedamos en casa y no vamos para ningún lado.
Primero que todo no se puede comparar. Son equipos distintos y todos sabemos que esta categoría está sujeta a cualquier sorpresa.
O acaso Estados Unidos no estuvo a punto de eliminar a la sub-campeona Argentina en el mundial de Emiratos Arabes en el 2003.
Señores, nos estamos preparando para un mundial y todos los rivales son difíciles. En lugar de buscar respuestas vagas, hay que pensar en seguir trabajando, en llevar este equipo de la mejor manera al mundial, donde tenemos como mínimo superar el último lugar del mundial pasado. ¿Acaso es mucho pedir?