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"El caballero bandido"

Por: Hermano Pablo | Reverendo

Era alto, elegante, de buenas maneras, y figura que inspiraba confianza. Todos lo hallaban parecido a Cary Grant, aquel famoso artista de Hollywood. Pero durante dos años robó a más de ciento cuatro hombres de negocios, en hoteles de lujo. Su nombre: Lon Perry. Lo llamaron "el caballero bandido".

Un día, espontáneamente, se entregó a la policía. "Dios me habló al corazón -explicó-. No puedo seguir con esta vida." Lo enjuiciaron y lo condenaron a treinta y cinco años de prisión.

Lon Perry relató la manera como comenzó su carrera de ladrón. Era un excelente analista de sistemas, y ganaba sesenta mil dólares al año. Pero se quedó sin empleo, y las cuentas se le acumularon. La esposa y los hijos no supieron que había quedado sin trabajo, y se dedicó, desesperadamente, a robar a hombres de negocios, a quienes engañaba con sus buenas maneras y su presencia.

Una noche, en un hotel, halló una de las Biblias que el grupo llamado "Gedeones" había colocado allí. La lectura del Libro de Dios golpeó fuertemente su conciencia, y Lon le pidió al Señor perdón por su conducta. Eso cambió su vida.

En los cincuenta años que había vivido, había llevado tres vidas. Durante cuarenta y ocho años fue un hombre como muchos: honesto, bueno, trabajador, honrado. Después, durante dos años, llevó una vida doble, cometiendo delitos y crímenes. Posteriormente Lon Perry comenzó a llevar la vida de hombre que purga sus delitos con la sociedad pero que se ha reconciliado con Dios y que tiene paz en el corazón.

Así, más o menos, es la vida de todo el que se entrega a Dios. Desde que nace lleva una vida común y corriente. Pero un día entra en la desobediencia a las leyes de Dios. Y aunque no cometa crímenes que merezcan prisión, esas violaciones lo llevan a una vida desesperada.

Esa llega a ser su vida hasta que tiene un encuentro con Cristo, y allí comienza la etapa victoriosa. Llega a ser una persona regenerada, nacida de nuevo para llevar una vida nueva. Tres vidas: vida común, vida culpable, vida cristiana. Esas pueden ser las tres grandes etapas de nuestra vida.

Hoy mismo podemos comenzar la tercera etapa. Si permitimos que Cristo sea el Señor, Salvador y Maestro de nuestra vida, empezaremos a vivir de nuevo. Pues sólo con Cristo es posible iniciar una regeneración espiritual. Él desea darnos esa nueva vida.



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