No me diga que algunas veces no ha sentido tal pereza que inventa la excusa más ocurrente para no ir a laborar. Los panameños son número en inventar, pero hablando del término, éste podría ser, más que un vicio o un pecado capital, un trastorno de la motivación con una clara base fisiológica. Al menos esa es la conclusión a la que ha llegado un equipo de neurólogos especialistas en comportamiento humano, cuyos hallazgos acaban de verse reflejados.
Según la descripción que hacen los autores de esta nueva alteración, que han bautizado con el nombre de Desorden de Deficiencia Motivacional (MoDeD, según sus siglas en inglés), los síntomas son una gran apatía incontrolable, así como una enorme debilidad que dificulta emprender las tareas más nimias. En casos extremos, el ritmo cardiaco y la respiración pueden verse comprometidos, lo que llegaría a poner la salud del afectado en un grave peligro.
Los descubridores de la patología, que se diagnostica después de someter a los pacientes con una motivación anormalmente baja a una Tomografía por Emisión de Positrones (PET) para determinar su respuesta cerebral a los estímulos extremos, admiten que esta enfermedad es muy poco conocida y, por ello, "no se sabe su verdadera incidencia, aunque calculan que puede afectara varias personas en el mundo.
Aunque no ha sido comprobado tales comportamientos, es bueno que sepa que la pereza es considerada un pecado. El hombre no debe entregarse en los brazos del sueño porque Dios ha pedido a todos que nos esforcemos y seamos valientes.
No podemos salir adelante si no trabajos, así que dejemos la pereza a un lado y salgamos a triunfar.