Hermano(a) Cristiano(a): A ti, que tienes la dicha de contar con un trabajo, bendición de Dios, la Fundación Pro-Fe te hace llegar la enseñanza que, sobre el mismo, nos dejara el querido y recordado Juan Pablo II a la luz del Evangelio, para que el cumplimiento de este deber sea según la voluntad del Altísimo.
El hecho de que el trabajo humano coopera a la obra creadora de Dios ha sido especialmente puesto de relieve por Jesucristo. En efecto, Jesús no sólo proclama, sino que ante todo lleva a la práctica el "Evangelio" a él encomendado, la palabra de la eterna Sabiduría. Por ello, fue también el "evangelio del trabajo", pues el mismo que lo proclamaba era un trabajador, un artesano, como José de Nazareth. �Acaso no es él quien dice: "Mi Padre es el viñador"...concretando de múltiples formas en su enseñanza la verdad básica del trabajo expresada ya a lo largo de toda tradición veterotestamentaria y, especialmente, en el libro del Génesis?
En sus parábolas sobre el Reino de Dios, Jesucristo utiliza constantemente ejemplos sacados del trabajo humano: el trabajo de pastor (Jn 10,1-16), de agricultor (Mc 12,1-12), de médico (Lc 4,23), de sembrador (Mc 4,1-9), de padre de familia (Mt 13,52), de criado (Mt 24,45; Lc 12,42-48), de administrador (Lc 16,1-8), de pescador (Mt 13,47-50), de comerciante (Mt 13, 45ss), de jornalero (Mt 20,1-6).
Habla asimismo de los diversos trabajos de la mujer.
Compara al apostolado con el trabajo manual del bracero (Mt 9, 37; Jn 4, 35.38) o de pescador.