En Chitré en una institución del Estado (cuyo nombre no es preciso mencionar), existe un “celador” que sólo su imponente presencia infunde respeto y temor. La gente se le acerca por atrás, por delante; le hablan; pero no se atreven a tocarlo.
AUTENTICO CAMPESINO
Rumualdo el Celador, es un auténtico campesino interiorano (azuerense), de esos que ya pocos se ven: de piel curtida por el calcinante sol; surcos en la cara por donde ha fluido ríos de sudor brotado por el trabajo realizado en el campo a través de sus años. Talones rajados por callosidades adquiridas por el roce de la piel y las cutarras. Y qué decir, de cientos de agujeros marcados por filosas espinas de moro, herrero y cachito que se hundieron en sus pies mientras desmochaba su parcela.
SOMBRERO A LA PEDRADA
Un sombrero plantado a la pedrada cubriéndole parte del rostro, donde apenas asoman unos sagaces ojos verde esmeralda (herencia de los conquistadores hispanos que nos dejaron al mezclarse con las hembras procedentes de nuestros antepasados en Azuero, el Cacique París, amo y señor de estas tierras); una cachimba que cuelga de su boca aferrada a sus gruesos labios; no está encendida, pero lo entretiene, y eso llama aún más la atención de los que lo observan.
COSTUMBRE
También se le puede ver un viejo y sucio trapo atado alrededor de la pierna a la altura del tobillo; quizás cubriendo una herida por un machetazo ocurrido accidentalmente.
DISCUSION
Ahí estábamos; más de 10 personas discutiendo al frente, por detrás, y a los lados del viejo Celador. Sólo se escuchaba--¡háblale!—Alguien le habló; pero no hubo respuesta. Otro lo tocó y dijo__¡Diablos, si es un muñeco!
LABOR ARTISTICA
Esto es para que vean, que en nuestro interior hay “artistas” que hacen la figura de un ser humano tan real, como lo hacen para las películas en países avanzados.