El ídolo futbolístico argentino Diego Maradona, aún muy delicado de salud, dejó sorpresivamente ayer el sanatorio de Buenos Aires donde estuvo hospitalizado 12 días y decidió por su voluntad seguir la convalecencia en una residencia privada, tras sentirse tan recuperado que pedía una pelota para jugar en la sala de terapia intensiva.
Maradona, de 43 años, hizo de las suyas, impaciente, harto de estar en un lecho de enfermo, rodeado de monitores, sueros y mascarillas de oxígeno, y con el consentimiento de su médico personal, Alfredo Cahe, logró acordar la súbita salida de la Clínica Suizo-Argentina.
A las 16h00 locales (19h00 GMT), en un operativo de película de acción, se subió a una camioneta color rojo.