Saludos amigos y amigas del béisbol, bienvenidos a otra jornada de la pelota criolla, hoy en el miércoles de esperanza, de mitad de semana, caminamos rumbo a la capital, donde el béisbol no se detiene y en donde nos preparamos para recibir a lo mejor de la juvenil en una eliminatoria del programa "Big League" de las Pequeñas Ligas.
Felicidades a ese grupo de voluntarios de Pequeñas Ligas y en especial a la "maquinita" Billy Martin, Don Martin Crespo Bernal, un instructor de lujo que reúne a lo mejor de las categorías menores. Vamos a unos cortitos de hoy...
¿PALCO Y PICNIC?
De lo casi nada que se puede criticar del nuevo y lujoso Rico Cedeño es el abuso que hay de parte de los aficionados de entrar a los palcos de prensa como si fuera una área social de entretenimiento, para gritar, comentar su propio juego y tomar licor como en el Parque Unión, en época de carnaval.
A mí me gustaría saber, si esos aficionados que se toman el atrevimiento de irrumpir las cabinas de radio y prensa escrita, estarían dispuestos a que los periodistas fueran a sus puestos de trabajo, oficinas y demás y tomaran licor, gritaran, y se comportaran como si estuvieran en un carnaval.
El área de trabajo se respeta, ya sea el de una secretaria, un doctor, un ingeniero o el de un periodista. En estas cabinas de transmisión no hay control de nada, todo el mundo entra, la gente lleva su propia silla, canta, baila, toman y se divierten como en un palco privado.
A veces no entiendo cómo la Federación Panameña de Béisbol permite este abuso e irrespeto con la prensa deportiva. Me gustaría que las cosas fueran igual, en todos los estadios. En el Rod Carew, nadie pasa sin su carnets... allí se dan las cosas como Dios manda, pero en el Rico Cedeño, en el Omar Torrijos, la pelota pica y se extiende.
Sólo un mensaje a esa afición que no contribuye, a esos que se han tomado los palcos, como si fueran fincas privadas, hay que respetar y valorar el trabajo de la prensa deportiva. A nadie le gusta que irrumpan en su privacidad laboral y menos entorpecer una labor.
La pelota queda en manos de la federación. Ojo, que no se pide alfombra roja, tampoco aire acondicionado o sillas de lujo, se pide respeto y orden. Creo que no fue cortita... nada, más bien fue larguita.
¡Viva el béisbol!