No todo el mundo está para hacer yoga, pilates, aeróbicos o pararse en una máquina caminadora durante 45 minutos. Aunque son innegables los beneficios físicos que derivan de tales actividades, muchos panameños consideran que son muy aburridas como para realizarlas de forma prolongada.
Esta percepción se confirma porque la gran mayoría de esos costosos aparatos caseros de ejercicios que se venden por televisión, quedan recogiendo polvo y telarañas a los seis meses de haber sido adquridos por sus dueños. Y no es de extrañar, porque definitivamente es frustrante trotar y trotar en una máquina por minutos y minutos y tener el mismo panorama. Aunque te mueves, no llegas a ningún lado.
Para contrarrestar eso es que se inventaron los deportes competitivos, ya sean individuales o en equipo. Fútbol, béisbol, baloncesto, tenis, voleyball, natación, ping-pong, etcétera. Todos son tan beneficiosos como los aeróbicos o el yoga, pero tienen un elemento que los hace más atractivos: la competición.
La mayoría de estos deportes se practican en birrias callejeras o en los patios de las casas. No estamos hablando de equitación, golf ni salto con garrocha. Que conste que estamos refiriéndonos a deportes accesibles a todos. En la mayoría de los casos, sólo se necesita una pelota.
No podemos darnos al abandono. Por ahí hay algunos que solo practican deporte cuando juegan Playstation. Craso error.
Nada suplanta la emoción ni la descarga de adrenalina que derivan de nuestras birrias. Tal vez se acuerde de ellas, de cuando las practicaba en su juventud. ¿Hace tiempo que se alejó de las canchas? Debería volver.
Comience suave, tal vez hayan pasado algunos años y sus coyunturas y articulaciones no sean las mismas de cuando tenía 18 años, pero hay que ir paso a paso para recuperar las condiciones y que la memoria muscular se encargue de recobrar esos movimientos y jugadas que antes le salían tan fácil.