El mandatario Martín Torrijos viajó ayer a Washington para sostener una reunión con su colega George Bush y miembros del Senado norteamericano.
La agenda de discusión contempla el Tratado de Libre Comercio, la ampliación del Canal de Panamá, terrorismo y seguridad regional, pero no se descarta que a última hora surja algún tema no revelado previamente.
Aunque Estados Unidos desmanteló sus bases en Panamá en diciembre de 1999, las operaciones de control de narcotráfico siguen siendo un problema para el coloso del Norte. El centro que opera en Manta, Ecuador enfrenta ya dificultades por la propia situación política de la nación suramericana y la negativa del nuevo gobierno de otorgar cierto grado de inmunidad a los soldados norteamericanos destacados en esa nación.
De igual forma, existe interés de Estados Unidos para ejercer cierto control sobre la carga que transita por el Canal con rumbo a puertos norteamericanos. El temor a un ataque terrorista por vía marítima, es un gran preocupación para las agencias de seguridad de Washington y Panamá sería un punto ideal para revisión de los barcos que viajan con rumbo a ese país.
La ampliación del Canal es otro tema de interés para la administración de George Bush. Estados Unidos construyó el Canal y esperan que sus empresas tengan prioridad en los trabajos relativos al Tercer Juego de Esclusas.
Los trabajos para adecuar la vía acuática a los requerimientos de la industria naviera, representa una inversión cercana a los 8,000 millones de dólares y las grandes empresa norteamericanas, no quieren quedar por fuera de ese gran negocio.
Para Panamá lo más importante es que el gobierno anteponga los intereses nacionales a cualquier otra conveniencia. Estados Unidos debe entender que cualquiera propuesta debe darse en el marco del respeto.