En los supermercados usted observa a un grupo de niños que diariamente colabora con las cajeras empacando la mercancía que compran los clientes.
Son chicos humildes que destinan al trabajo parte del horario, que debían utilizar en actividades recreativas. La situación de pobreza que hay en sus hogares los obliga.
La mayoría son niños educados. Siempre saludan a los clientes con una sonrisa y el tradicional Buenos Días o Buenas Tardes.
Por eso sería recomendable apoyar a estos chicos con alguna propina para que puedan llevar algo a casa. En verdad, pienso que esos niños son admirables. En vez de estar en las calles pidiendo limosna o exponiéndose a los peligros de los vicios, ellos optan por desarrollar labores productivas.
A veces observo a hombres y mujeres que ni siquiera dan las gracias a los niños empacadores, Toman sus cartuchos y sin voltear el rostro salen del local comercial.
¿Qué le cuesta ayudar con algunas monedas?. Lo que a usted le sobra, quizás en los hogares de esos niños falte. En muchos hogares panameños, el ingreso apenas alcanza para comer.
Usted debe darle gracias a Dios que en su casa no faltan los tres golpes: desayuno, almuerzo y cena y que sus hijos no tienen la necesidad de desempeñar alguna actividad económica fuera de casa, para contribuir con algún ingreso.
Muchos de los niños empaquetadores asisten a la escuela. Para un adulto no es sencillo trabajar y a la vez asistir a una Universidad; y la situación debe ser más difícil para esos menores que deben combinar las labores con el estudio.