El futuro de un país depende de las manos de las nuevas generaciones de hombres, que ya hoy, sin sospecharlo tienen un compromiso adquirido con la Nación. Pero qué hacer si ese futuro se ve empañado por las inclemencias de la sociedad.
Tal es el caso de los niños de la comunidad de El Macano, en el distrito de Las Palmas, provincia de Veraguas, allí la vida es sumamente difícil en especial para los infantes que crecen con la esperanza de construir un mundo mejor.
Hace unos días atrás visitamos dicha comunidad y nuestra sorpresa fue grande al constatar que existían personas que vivían en un lugar tan lejano y apartado de la sociedad, donde las carencias de todo tipo son muchas.
Desde la entrada en Ojo de Agua, hasta El Macano, hay que recorrer 2 horas en carro o 5 caminando, esto por pedregosas carreteras que no se saben si van o vienen debido al mal estado en que se encuentran.
Este poblado cuenta con un estimado de 25 casas a su alrededor, todas construidas de madera y barro, el agua llega por medio de tuberías de gravedad, que se encuentran en las montañas, vale señalar que no todos tienen acceso a ella. En lo que a electricidad se refiere hay una pequeña planta eléctrica que sólo funciona cuando hay combustible y claro esto no es todo el tiempo.
El transporte sale tres veces al día, una en la mañana, otra al mediodía y en la tarde, el precio del servicio es de dos dólares hasta el poblado, si se quiere ir otras comunidades aledañas como El Chivirital o Cerro Caza, hay que pagar cinco balboas.
La escuela Quebrada Grande, es la única en el área cuenta con tres maestro los cuales dictan clases a dos grados en un mismo salón, ya que sólo hay cuatro salones de clases y la biblioteca. Esta escuela abarca la esperanza 75 estudiantes, los cuales tienen que caminar largos tramos para llegar temprano y dar clases.
Everardo Santos, un niño de 9 años y quien sufre de lento aprendizaje tiene que caminar descalzo junto a su hermanita Yaneth, de 8 años, casi cuarenta minutos desde su casa en El Chivirital.