Israel renunció a su más reciente amenaza contra la vida del líder Yasser Arafat, y dijo que no era inminente ninguna acción pero que el presidente palestino podría ser finalmente expulsado a la Franja de Gaza.
La declaración del primer ministro israelí, Ariel Sharon, de que ya no estaba obligado por una promesa hecha a Estados Unidos de no dañar a Arafat, dio pie a las protestas en el exterior y a las especulaciones de que estaba intentando reunir el apoyo derechista para un plan de retirada de Gaza.
Un delegado de Sharon calificó los comentarios como una advertencia a Arafat, que está bajo un virtual asedio israelí en su complejo de Cisjordania, acusado de fomentar la violencia en una revuelta palestina. Arafat niega las acusaciones.