A cualquiera le asombra verse en esa situación. Caminaba yo, debajo de unos pinos en la estación de investigación de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) ubicada en tierras altas de Las Minas, Herrera; cuando de repente observé una ramita seca que caminaba. No solamente eso; si no que me seguía. Al querer asirla; la sorpresa fue mayúscula; porque lo que creí era un palito caminador, abrió las alas, pareciéndome un bicho extraterrestre.
Son infinitas las formas que toman los insectos de nuestros bosques. Precisamente, porque están quedando a la intemperie por la deforestación, deben disfrazarse para evitar ser descubiertos por sus depredadores. El insecto que nos ocupa en esta nota, es idéntico a las ramitas que producen los árboles de pino en esta región; si no es porque caminaba, jamás lo hubiera detectado entre la hojarasca.
Este especimen, que no se dejaba fotografiar, tiene patas color café y sus antenas semejan varas que salen de su cabeza, semejante a las ramas que salen del tronco principal, con nudos y todo. Las afelpadas alas color gris, rosa y celeste, se plegaban en una perfecta imitación a abanicos que utilizan las mujeres españolas. Insectos de perfecto camuflaje, como "el palito viviente" se presentan en todos los bosques tropicales, pocas veces son observados por el hombre, debido a sus hábitos y convincentes disfraces.