Residentes del sector de La Grifa, cuya calle conduce al vertedero de La Chorrera, se quejan del mal estado de la carretera, que los mantiene sumergidos en una nube de polvo, que afecta la salud de la población, que se encuentra olvidada por los representantes de La Mitra y Puerto Caimito.
La denuncia fue dada por la señora Luz López, residente que a diario vive el calvario que representa estar a orillas de esta carretera, que en dos períodos no ha recibido apoyo del representante del corregimiento de La Mitra, Luis Carlos Jaén, a quien le corresponde atender una parte de esta vía.
Según la quejosa, en el lugar existen más de 50 personas, que se han acercado de manera infructuosa al representante Jaén para solicitarle ayuda, ya que el problema radica en que la calle fue cortada porque estaba en mal estado, pero ahora con la estación seca, ha empeorado por el gran polvorín que se produce.
Lo que más llama la atención de los moradores del sector es el hecho de que el día que se cortó la calle, inmediatamente el representante Luis Carlos Jaén apareció por el lugar, atribuyéndose el trabajo realizado; sin embargo después se publicó en un periódico que la Alcaldía le estaba dando mantenimiento a dicha vía.
Esta información fue confirmada la semana pasada por la propia alcaldesa Yolanda Villa de Arosemena, quien señaló que efectivamente fue por gestión del Municipio que se procedió a cortar la calle, ya que por ahí pasan diariamente los camiones que llevan la basura hacia el vertedero de Playa Chiquita.
El mayor problema que existe es los carros de la empresa CREDESOL, que trae la basura de Arraiján, además de ir a alta velocidad, permiten que los indigentes que sacan artículos de la basura, vayan arrojando los desechos en medio de la calle sin importar el malestar que provocan entre los residentes de la comunidad.
La polvareda existente en el sector ha provocado, según Luz López, que niños y personas adultas estén padeciendo problemas de asma y otras enfermedades respiratorias, situación que los ha obligado a abrir zanjas en medio de las calles, para obligar a los camiones a disminuir la velocidad cuando transitan por el lugar. El problema se llevó al MOP, al Tránsito y a la Corregidora del lugar, quien durante una inspección realizada al lugar, no aguantó estar más de 5 minutos en el portal de una de las residencias, al vivir en carne propia el polvo que diariamente aspiran los moradores.