El Barcelona se impuso al Milán en el majestuoso San Siro, gracias a un gol del francés Ludovic Giuly y al repertorio de su gran estrella, Ronaldinho, encargado de sacar brillo a un partido llamado a ser un duelo farragoso y táctico, y resuelto en una bella acción del brasileño, culminada por el francés de la mejor manera.
Se esperaba al mejor Ronaldinho en Milán, y el Balón de Oro respondió a la exigencia del rival, del estadio y de la competición con una actuación decisiva. Supo escapar del tono general del choque entre dos equipos con demasiado respeto para lanzar al Barcelona hacia la final de París, doce años después de su última final, precisamente ante el Milán en Atenas (4-0).